COLOMBIA HACIA EL ABISMO

EEUU QUIERE EL PETRÓLEO
PERO COLOMBIA VA A RECIBIR CANDELA

Tanto EEUU como el régimen colombiano son avezados en la formación de "ejercitos paralelos" con narcotraficantes, paramilitares y terroristas. El Imperio de las TRES armas de destrucción masiva empleadas desde la II Guerra Mundial (nucleares, químicas y biológicas) no ha ocultado nunca su falta de escrúpulos tácticos y estratégicos para aliarse con mercenarios en Afganistán, Kosovo y Oriente Medio, sin olvidar el desembarco de las tropas del general Patton en Sicilia durante la II Guerra Mundial con el apoyo de la Mafia ni la financiación de la "contra" nicaragüense en defensa de las "causas justas" del Pentágono.

De Colombia podemos decir lo mismo. ¿Qué hubiera sido del régimen colombiano sin la complicidad de las Autodefensas Unidas de Colombia? ¿Cuántos oficiales de la Fuerza Pública no han sido judicializados por encubrir o participar en operaciones conjuntas con los paramilitares? La toma de la comuna 13 de Medellín ha sido una de las operaciones más deshonrosas para el Estado por la participación conjunta del Ejército; la Policía Nacional y el Bloque Cacique Nutibara comandado por el narcoparamilitar "Don Berna" Diego Fernando Murillo Bejarano. Hubo centenares de secuestrados, torturados, desaparecidos. Más de quince años después los familiares de las víctimas siguen buscando en el vertedero La Escombrera los cadáveres enterrados en fosas comunes. El general Mario Montoya Uribe, ex comandante de la IV Brigada del Ejército y cabeza visible de la Operación "Orión", ha sido procesado por este caso y otros tantos perpetrados durante la Presidencia de Álvaro Uribe Vélez.

Ahora, una vez el Imperio ha fracasado en su acoso y derribo del gobierno venezolano, y con menos cartas encima de la mesa para meterse en la aventura de mandar a la muerte a miles de soldados en la región si invadiera Venezuela, ha coordinado con el monigote Paraduque la conformación de un ejército de paracos, mercenarios y asesinos para emprender una guerra de insurgencia tratando de allanar el camino para una posterior operación militar "humanitaria". En manos de Venezuela está neutralizar la estrategia con la colaboración de sus aliados en materia de suministros de alimentos y medicinas para sortear el bloqueo económico y el sabotaje financiero. La Casa Blanca no va a soltar la presa.