CASO CHEMISE – CASO FIGUERES
Rafael J. Sánchez Armas

Hace treinta años, la noticia sacudió a la sociedad costarricense. ¿Estaba implicado el hijo del ex presidente José Figueres Ferrer, Don Pepe, en el asesinato del narcotraficante José Joaquín Orozco Solís, alias Chemise? El entonces jefe de Homicidios de la Dirección General de Detectives, el capitán José Antonio Zeledón Trejos, declaró, según los autores de la obra "El caso Chemise":

"La muerte de Chemise tuvo todos los visos de una ejecución. Investigué hasta donde me dejaron llegar. Después las presiones de arriba sobre el ministro de Seguridad Pública, Fernando Valverde Vega, me sacaron del caso y hasta me obligaron a renunciar".

¿Por qué iba a matar José María Figueres Olsen, años más tarde convertido en presidente de Costa Rica, a José Joaquín Orozco Solís? Varios narcotraficantes acusaron al hijo de Don Pepe de tener relaciones "empresariales" con el narcotraficante, que, según José Romero Mora y su hermano David, coautores de "El caso Chemise", se negó a continuar pagándole por su presunta complicidad en los negocios de la droga. ¿La famosa redada dirigida por el director de la Sección de Narcóticos, el mayor Guillermo Álvarez Gamboa, tuvo como único fin capturar a Chemise? El narcotraficante quedó custodiado en la Detención General (calabozos policiales). Horas más tarde partió a bordo de un vehículo conducido supuestamente por el hijo de Don Pepe. También iba el mayor Guillermo Álvarez Gamboa y Walter Campos Peraza, éste último subdirector de la Sección de Narcóticos. Según aparece en "El caso Chemise", Walter Campos Peraza presenció el asesinato del narcotraficante, tiroteado por José María Figueres Olsen, con un rifle automático 30 M2, en poder del mayor Guillermo Álvarez Gamboa por ser un arma restringida (sólo había seis en Costa Rica), y rematado a bocajarro por el propio director de la Sección de Narcóticos. Catorce impactos de bala en la cabeza, los pulmones, el hígado, los riñones, el bazo. Durante tres días la familia lo buscó infructuosamente en cárceles, hospitales, casas de amigos. Luego apareció en un hoyo cerca de San Isidro. La investigación recayó en el capitán José Antonio Zeledón Trejos, jefe de la Sección de Homicidios. Solicitó interrogar a José María Figueres Olsen y realizar la prueba de balística al rifle en poder del mayor Guillermo Álvarez Gamboa. Se dio de bruces contra ambas peticiones y poco después presentó oficialmente su renuncia. ¿Por qué deseaba interrogar al hijo de Don Pepe y analizar el arma en posesión del director de la Sección de Narcóticos? Porque fueron las dos últimas personas que estuvieron presuntamente con el delincuente asesinado (salieron juntos de la Detención General, según testigos) y porque las balas encontradas en el cuerpo de Chemise correspondían a un rifle automático 30 M2. ¿Verdad o mentira? ¿La investigación de los hermanos Romero Mora ocultaba una conspiración política, a principios de los años noventa, dada la previsible candidatura del hijo de Don Pepe a la presidencia de la República? En esa época, hasta la misma Asamblea Legislativa expresó su temor por la posible creación de escuadrones de la muerte en Costa Rica por inspiración de la CIA y la DEA para erradicar el narcotráfico. Dos agentes de ambas organizaciones, según reconoció el subdirector de la Sección de Narcóticos, Walter Campos Peraza, también acompañaron a Chemise hasta el lugar del asesinato. Se trataba del agente de la CIA Luis de la Vega (tiempo después muerto en Angola) y el agente de la DEA Carlos Hernández Rumbault, perseguido por la propia DEA por narcotráfico (huyó de Costa Rica con la colaboración de alguien). ¿Quién mató a José Joaquín Orozco Solís? Luis Fernando Vargas Fernández, alias Kojak, agente de policía (absuelto más tarde de los delitos de calumnia y falso testimonio), también reconoció haber visto salir a Chemise en compañía del hijo de Don Pepe y los oficiales Álvarez Gamboa y Campos Peraza, respectivamente. ¿Quién mató a José Joaquín Orozco Solís?


La mujer estaba detrás de la puerta del zaguán, recelosa, y yo en la acera. “¿Sabe si la abogada Sonia Romero Mora tiene aquí el despacho?”, pregunté. "¿Para qué la busca?". "Necesito hablar con ella". "Llámela por teléfono para concertar una cita". Me dio el número. Minutos después hablé con la hermana de los coautores de la obra "El caso Chemise". "Ahora mismo me iba –dijo-, pero mi hermano lo atenderá". La mujer del zaguán y Sonia Romero Mora eran la misma persona. "Procuramos no bajar la guardia –dijo José Romero Mora-, porque en estos años hemos sufrido escuchas telefónicas, seguimientos, atentados. Incluso en su momento mandé a mis hijos a EEUU". Estuvimos hablando casi tres horas. Me dio una noticia inédita. "Han muerto dieciséis testigos vitales para la investigación del "caso Chemise". Envenenamiento, asaltos callejeros, "accidentes" de tráfico".... "Para investigar a José María Figueres Olsen es necesario tener los huevos bien colocados o estar loco"... Jueces sospechosos, policías corruptos, médicos forenses encubridores, periodistas comprados, testigos asesinados... Me quedé pensativo... José Romero Mora me sacó del ensimismamiento: "Tengo una montaña de documentos". Quedamos en vernos de nuevo.


Nos conocimos hace tres años. Tu nombre sonaba maldito en labios de Beleida Alfaro Quesada. Ahora he vuelto a tener noticias de ti con relación al "caso Chemise". ¿Presunto encubridor de sendos asesinatos? Tu padre es un caballero, un auténtico defensor del Estado de Derecho. ¿Por qué no seguiste su huella? Qué pena no poder dar tu nombre. Quiero seguir vivo.


¿Qué importancia tiene el "caso Chemise" en la política de Costa Rica? José María Figueres Olsen, miembro del Foro Económico Mundial y parte de un poderoso grupo económico costarricense, no quiere a Óscar Arias Sánchez en la presidencia de la República. Y de nuevo, como hace años, ha vuelto a acusar a Óscar Arias Sánchez, previsible candidato a la Presidencia en el año 2006, de haber financiado a los hermanos Romero Mora, ex oficiales del Estado (conocedores por lo tanto de muchas impunidades), con la obra "El caso Chemise".

NOTICIAS Y OPINIONES RELACIONADAS

El presidente de Costa Rica, José Figueres, ganó el jueves un juicio por denuncia calumniosa, entablado contra los autores de un libro que lo vinculó a un crimen cometido en 1973, informaron fuentes judiciales. El tribunal de la causa condenó ayer a siete años de prisión a los acusados, los hermanos David y José Manuel Romero, autores del libro "El caso Chemisse", quienes además deberán pagar una indemnización equivalente a 100.000 dólares. El libro narra el caso del presunto delincuente José Joaquín Orozco, conocido como "Chemise", quien fue asesinado en 1973 supuestamente por un escuadrón de la muerte, que según los autores estuvo integrado por el actual mandatario, entonces joven oficial ad honoren de la policía. Los Romero, que habían sido absueltos anteriormente en otro juicio entablado por Figueres en relación con el libro, fueron condenados en esta ocasión por denuncia calumniosa, y absueltos por los cargos de soborno de testigos y falso testimonio. El tribunal también condenó a dos años de prisión a la viuda de Orozco, Eva María Garro, y absolvió al testigo Luis Fernando Vargas, también acusados en el caso contra los Romero, interpuesto por Figueres conjuntamente con su abogado Juan Diego Castro.

Fuente: La Prensa (Honduras).

El enemigo público número uno de quienes premian la calidad de los productos, vuelve a atacar de nuevo. Puso a circular algo que llama "comunicado número uno". Se cobija bajo las faldas de una supuesta asociación de empleados . Todos saben que sus pobres asalariados, a quienes trata como peones de finca, no conocen lo que escribe el patrón. Las cobardías de ese vendedor de carne "chuca" y enemigo público número uno de quienes premian la calidad de los productos aparecen de nuevo. Oculto bajo las enaguas de una supuesta asociación de sus empleados, ha puesto a circular una publicación hecha en Costa Rica, en octubre de 1993, cuando caldeaba la campaña política que llevó a José María Figueres a la presidencia de ese país. Lo que no dice es que ese hecho forma parte de la más vergonzosa persecución de periodistas que se registra en la Costa Rica moderna. En casi todas las democracias se persiguen periodistas. Lo que cambia es el método. Cuanta mayor es la madurez democrática, más se sofistican los métodos. Les contaré una parte de la historia política de Costa Rica, porque mi detractor examina los hechos como sólo lo hacen los bandoleros. Sé, muy bien, por qué me convertí en el periodista más odiado por José María Figueres. A él le probé, en el periódico La Nación, que, junto con su padre y dos prófugos de la justicia estadounidense, realizaron una gigantesca estafa vendiendo certificados de inversión de una mina de oro inexistente. Eso ocurrió en 1984. Los prófugos fueron extraditados a su país, luego de la publicación. Nueve años más tarde, cuando José María Figueres lanzó su candidatura presidencial, sin más credencial que ser hijo de José Figueres Ferrer (parte del problema político costarricense es que los partidos se convirtieron en patrimonio personal de los familiares de los fundadores. Eso ha contribuido al actual y duro enjuiciamiento que se hace al bipartidismo). Cuando eso ocurrió, sabía que la estafa se convertiría en tema obligado de la campaña política, no porque yo lo quisiera, sino porque así lo exigían los costarricenses. José María Figueres nunca fue, ni es, ni será, un santo. También él ha llevado una vida vergonzosa, al igual que el vendedor de carne "chuca". Cuando tenía 20 años, y mientras su padre gobernaba Costa Rica entre 1970 y 1974, se le investigó, en el Congreso, por el asesinato de un vendedor de marihuana de poca monta. La cosa no pasó a más, porque callaron a los diputados. A unos les entregaron frecuencias de radioemisoras. En otros corrió el dinero. Al final, el crimen quedó impune. En aquella época, existieron suficientes evidencias para concluir lo siguiente: que el hombre estaba detenido en la Penitenciaría Central. Que el último que lo interrogó (nadie sabe qué hacía ahí) fue José María Figueres, el hijo del presidente. Que poco después lo sacaron del reclusorio y lo introdujeron en un coche policial. El pobre hombre apareció, algunos días después, crucificado a balazos en un barranco. La munición que se usó para matarlo era parte del arsenal del Gobierno. Lo acribillaron con una ametralladora del gobierno. Antes de que arrancara la campaña, y por el hecho de que quien aspire a un cargo de elección popular debe explicar los actos de su vida, en cualquier época que hubiesen ocurrido, el periódico La Nación me pidió que investigara la muerte ocurrida 20 años atrás. Aquello lo supo José María Figueres. Por supuesto, eso me convirtió en su doble enemigo. En ese tiempo, un par de hombres escribieron un libro sobre el asesinato. José María Figueres los demandó penalmente. Apenas salió librado a medias en ese caso. Durante ese debate penal, se trató de lanzar lodo contra cualquiera que se interpusiera en el camino de la postulación o metiera sus narices en el asesinato de "Chemisse". Periodista o no periodista, el asunto era destruir. En ese juicio no actué como imputado. Nada tenía que hacer ahí. La única vez que he encarado una acusación fue, precisamente, cuando los compinches de José María me demandaron después de denunciar la estafa con los certificados mineros. La Corte Suprema de Justicia (no cualquier tribunal) me absolvió por escribir la verdad. Sin embargo, cuando transcurría el juicio contra los autores del libro contra José María Figueres, un oscuro ex agente de narcóticos que fungió en ese cargo durante el tiempo en que se cometió el crimen se sentó ante el tribunal y dijo que llegué a ofrecerle dinero a cambio de que testificara contra Figueres. Su declaración fue rocambolesca. Dijo que le visité vestido de militar (lo que jamás he hecho en mi vida) y que le ofrecí el dinero a nombre de Margarita Penón, la esposa del ex gobernante Oscar Arias Sánchez. Sus manifestaciones, por supuesto, representaban un claro delito de falso testimonio y una endemoniada patraña de José María para ensuciarme mientras investigaba el crimen. Por mero sentido común, pregúntense por qué, sin ser imputado ni testigo ni nada, en un juicio emprendido por José María Figueres, me metieron en ese circo. Eso me obligó a acudir al tribunal a testificar. Por supuesto que rechacé aquella demencial acusación. ¿Quieren, sin embargo, saber quién es el hombre que dijo eso? Liberg Campos, el ex agente de narcóticos que conducía el coche de la policía en el que sacaron a "Chemisse" de la penitenciaría central de Costa Rica. ¿Quieren saber cómo le pagaron después de hacer esa manifestación? Cuando José María Figueres ganó las elecciones por escaso margen, al conductor de patrullas lo designaron Cónsul en Corea del Sur. A muchos otros testigos falsos los destinaron a cargos diplomáticos. Los favores los pagaron con creces. ¿Cuál fue la intención de involucrarme? El problema que tenía José María es que, si se le probaba el crimen, no sería presidente de Costa Rica. Así de sencillo. Por eso es que, quien metiera la nariz en ese caso, se la quemaban con mentiras y odios. Lástima que el vendedor de carne "chuca" no le recuerde a los salvadoreños que el falso testimonio que se produjo en contra mía quedó desdibujado en su momento. Es una pena que tampoco mencione, en su "comunicado número uno", cuál fue el destino penal de ese falso testimonio. Lástima también que no cuente la forma como los serviles de Figueres contribuyeron, en ese momento, a destituir a periodistas como Pilar Cisneros, en Telenoticias, o a Humberto Arce, en el periódico La República. Quizá por eso escribí, hace algunos días, que no hay nada peor que toparse con un ignorante o con quien, deliberadamente, tuerce la verdad. A los miopes se les puede perdonar las omisiones. A quienes ni siquiera tienen la valentía de firmar sus acusaciones y prefieren escudarse en las faldas de sus pobres empleados, no. El vendedor de tortas de carne dice en su "comunicado" que las manifestaciones del falso testigo se publicaron en el periódico La Nación. Le voy a dar una lección de honestidad periodística. Si mira la fotocopia, las manifestaciones, aunque falsas, se publicaron en el diario Al Día, el segundo periódico de importancia de Costa Rica. Lo que desconoce es que, en esa época, el director de ese medio era mi hermano Guillermo. Ni él ni yo movimos un dedo para que eso no se publicara, a pesar de que ambos sabíamos que era una verdadera infamia. Todavía recuerdo el día en que, después de publicar, en El Diario de Hoy, que a ese matón de cantina le retiraron las licencias porque le descubrieron la fábrica de porquería, llegué a su despacho acompañado de los periodistas Marta Elena Ibarra y Carlos Herman Bruch. Estaba allí con su abogado, Rodolfo Parker, un hombre a todas luces honrado. Después de insultarnos, quizá porque creía que podía tratarnos como peones de finca, dijo que lo único que querían los señores Altamirano, propietarios de este periódico, era quedarse con su negocio. En ese momento, Rodolfo le tiró los papeles encima de su escritorio y renunció, en su cara, al patrocinio legal, después de escuchar aquel delirio paranoico. Sé que otros abogados le han renunciado, porque no les paga sus honorarios. Otros se alejan, porque no pueden tolerar la forma como presiona jueces o trata de ganar sus batallas legales. Ese día, cuando casi salía de su oficina, me dijo: “¿A usted lo investigué en Costa Rica?”. Con sorna le respondí: "Qué bien… ¿dígame que le dijeron de mí?". "Solo cosas buenas", respondió. Después no lo volví a ver más. Quizá lo que no entiende ese hombre es que entre él y yo existen muchísimas diferencias. Nos distancia el respeto a las leyes, las buenas costumbres, el esfuerzo por hacer buen periodismo en forma honrada y ética. A lo largo de todos estos años aprendí a amar, hasta lo más profundo, a El Salvador y a todos sus habitantes. Me han sobrado oportunidades de regresar a mi país o de ejercer mi profesión en otros mercados periodísticos. Y, sin embargo, aquí estoy, con la misma fuerza, para tratar de hacer mis mejores contribuciones a esta democracia. Cuando salí de mi país era, hasta ese momento, y creo que todavía lo soy, el periodista costarricense que más premios internacionales había recibido en la historia de esa nación. Llegué a El Salvador únicamente con dos maletas. En una coloqué los libros que más amo; en otras, los pantalones que siempre me han sobrado para luchar contra los cobardes, los corruptos y los sinvergüenzas. No llegué aquí como exiliado. Mucho menos como un expulsado. Jamás he cometido un delito. Simplemente, guío jóvenes que aprecian lo que hacen y que, junto con otros talentos locales, forman parte de la mejor generación de periodistas que posee Centroamérica en la actualidad. Estimo que así puedo pagarle a este país lo que ha hecho por mí desde el día en que me tendió la mano cuando huí del asco que me producían algunos políticos costarricenses. Soy deudor de El Salvador. Lo seré siempre. Lo que no le permito a nadie, ni lo permitiré jamás, es que ensucien mi nombre. Mucho menos a un cobarde que utiliza a sus empleados para pelear en su nombre cuando ni siquiera conocen lo que escribe el patrón.

Fuente: Lafitte Fernández, 17 de enero del 2002, en "El Diario de Hoy" (El Salvador).

El narcotráfico y las acciones para combatirlo se subordinan a los objetivos geopolíticos de Estados Unidos en la región durante la década de 1980. La prioridad dada a la lucha contra el peligro comunista no sólo hace pasar a segundo plano el combate contra las drogas, sino que promueve y potencia la narcoactividad en el istmo centroamericano. Esto obedece a la ambigüedad de los conductores políticos de los Estados Unidos, empeñados en una lucha frontal contra el narcotráfico, pero más interesados en la contención del comunismo, y, por lo mismo, proclives a hacerse de la vista gorda, e incluso dispuestos a impulsar este negocio ilícito, si con ello se favorecen sus esquemas geopolíticos. El New York Times informa entre 1981 y 1988 que muchos de los colaboradores de seguridad de la CIA en el extranjero se involucran en casos de narcotráfico. Más explícito y específico es Richard Gregorie (Fiscal Federal para drogas hasta 1989 en Miami) cuando hace ver que parte de los oficiales y pilotos informantes de la CIA en Centroamérica se vinculan con el contrabando de armas y estupefacientes. En lo que respecta a Costa Rica, es particularmente ilustrativo el caso de John Hull, mercenario norteamericano quien sirve de enlace en Costa Rica entre la CIA y los narcotraficantes. Este personaje desde Muelle de San Carlos controla la recepción de armas para la "contra" y el despacho de estupefacientes con destino a Miami. A su vez actúa como promotor de la agricultura de cambio en la Región Huetar Norte. En esta región deja una amplia huella de sus actividades delictivas, sin que sea objeto de castigo alguno. El narcotraficante George Morales con sus declaraciones sobre el uso que él hace de la pista de aterrizaje de John Hull para descargar armas y abastecerse de drogas refuerza las apreciaciones con respecto a Hull2. Por su parte, Blandón, ex lugarteniente del general Manuel Antonio Noriega Morena, admite en los Estados Unidos que: "Si se quería algo ilegal en Costa Rica había que contactar con John Hull". La más conocida "hazaña" de Hull (la única por la cual se le abrió un expediente judicial) tiene relación con el atentado de La Penca contra el comandante de ARDE, Edén Pastora, donde mueren y quedan heridos varios periodistas. Las conexiones de Hull son tan variadas y poderosas que puede participar en las rencillas internas de los carteles de la droga y, al mismo tiempo, tomar partido e influir en las querellas existentes entre las agencias de inteligencia norteamericanas con presencia en Costa Rica. Prueba de lo primero son las presiones que sobre él ejerce el cartel de Medellín. Este achaca a Hull el haberse apoderado de un cargamento de 530 kilos de cocaína, y lo responsabiliza de haber hecho desaparecer al piloto que lo transportó hasta su finca. Prueba de lo segundo es la golpiza propinada por orden suya a Richard James William, agente del servicio de aduanas de los Estados Unidos, quien también se hacía llamar John Kelso. La misión de este agente en Costa Rica era investigar sobre dólares falsos, lavado de dinero y trasiego de drogas. Capturado y golpeado en la finca de Hull por miembros de varios cuerpos policiales a instancias de la DEA y, presumiblemente, también de la CIA. Los sucesos descritos para Costa Rica, lejos de ser la excepción constituyen la regla de las políticas de seguridad promovidas en esos años por los Estados Unidos. El propio Departamento de Estado se vio obligado a reconocer hacia 1988 que la campaña antidrogas norteamericana perdía fuerza, dado el apoyo gubernamental a los rebeldes opuestos a regímenes contrarios a Washington, o por el temor a desestabilizar a sus principales aliados latinoamericanos mediante acciones muy enérgicas que incidan en la cúpula política. Así, nada tiene de raro que el encargado de revitalizar los nexos entre el narcotráfico y la CIA en Costa Rica sea el mismo funcionario norteamericano que en Colombia hace fracasar las conversaciones iniciadas entre el gobierno de ese país y los carteles de la droga; esto es, el embajador Lewis Tambs. Refiriéndose a la actuación de Tambs en Colombia, García Márquez escribe: "Parecía suponer que Estados Unidos, a la sombra del tratado podía demostrar que narcotraficantes y guerrilleros eran una sola cosa; es decir, narcoguerrilleros. Lo demás, era cuestión de mandar tropas a Colombia con el pretexto de apresar a los unos y combatir en realidad a los otros. A fin de cuentas, tarde o temprano, todos los colombianos podíamos ser extraditables". La denuncia del escritor colombiano permite hacer una constatación de peso. Según los intereses políticos y diplomáticos momentáneos del gobierno norteamericano, sus funcionarios del servicio exterior absolutizan o festinan sus programas antidrogas. Quizás por eso García Márquez insiste en hacer notar que el tiempo terminó por darle la razón en cuanto a la conducta política de este ejecutor de la diplomacia de Reagan. "En efecto -agrega-, trasladado a la Embajada de Costa Rica, fue un protagonista distinguido del Irangate y ayudó al coronel North a construir un aeropuerto clandestino para la contra. Y aún más, con dineros del narcotráfico". Los analistas más certeros de esta tendencia a la geopolitización de la lucha antidrogas, esto es, la subordinación de ella al conflicto este-oeste y, sin duda, sus principales beneficiarios fueron los propios barones de la droga. Su habilidad para acomodarse a los designios geopolíticos norteamericanos ha sido calificada por algunos autores como pragmatismo político, en tanto otros la consideran una manifestación de un crudo maquiavelismo. Así, por ejemplo, hacia 1984, cuando ya se había logrado conectar el tráfico de drogas con el puente aéreo establecido por los servicios de inteligencia norteamericanos para abastecer de armas a la "contra" a través de aeropuertos costarricenses, "Escobar solicita a Román Milian Rodríguez explorar la posibilidad de comenzar operaciones relacionadas con drogas en Nicaragua, documentarlas, y luego usar esta información para negociar una amnistía con los Estados Unidos". La administración Reagan era enemiga de los narcotraficantes, pero lo era mucho más de los comunistas. Algo similar ocurría con la opinión pública norteamericana hasta 1987. Gran parte de la estrategia defensiva de los carteles de la droga estaba basada en esta constatación. Por lo demás, tal constatación difícilmente podía pasar desapercibida cuando la propia legislación antidrogas de 1986 facultaba al Presidente de los Estados Unidos a posponer las sanciones a los países no cooperadores cuando a su juicio estuvieren en juego los más altos intereses nacionales. Sin embargo, hacia principios de 1988 esto empezó a cambiar. "En una encuesta de El New York Times, el 48 por ciento de los encuestados indicó que el tráfico de drogas era el asunto más importante de la política exterior que enfrenta el país contra un 22 por ciento para Centroamérica, 13 por ciento para el control armamentista, 9 por ciento para el terrorismo y 4 por ciento para el conflicto palestino".

Fuente: "Narcotráfico, Democracia y Soberanía Nacional" (Anuario de Estudios Centroamericanos de la Universidad de Costa Rica).

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia
17 de marzo del 2000

Se declara con lugar el sexto motivo por la forma del recurso de casación planteado por el coimputado David Eugenio Romero Mora y la licenciada Sonia Romero Mora, defensora particular de los coimputados José Manuel Romero Mora y Eva María Arias Garro. En virtud de ello, se anula la decisión impugnada, únicamente en cuanto se condena penal y civilmente, y en costas, a los coimputados José Manuel y David Eugenio, ambos de apellidos Romero Mora, por dos delitos de denuncia calumniosa, en daño de la Administración de Justicia, José María Figueres Olsen, Juan Diego Castro Fernández, Danilo Rodas Gómez, Eduardo Alfaro Gallardo y Eduardo León Aguilar el primero, y en perjuicio de José María Figueres Olsen el segundo. En relación a esos aspectos (penal, civil y costas), se ordena el reenvío a la oficina de origen para una nueva sustanciación conforme a Derecho. Por innecesario, se omite pronunciamiento en cuanto a los demás motivos que se aducen en dicho recurso contra las condenatorias penales y civiles que aquí se anulan, pues dichos extremos (ambos por igual), junto con el tema de las costas, deberán dilucidarse en el nuevo juicio que habrá de celebrarse. También, por resultar innecesario, se omite pronunciamiento en cuanto al recurso de casación formulado por la licenciada Gloria Navas Montero, defensora particular del coimputado David Eugenio Romero Mora. Se declara parcialmente con lugar el tercer motivo de fondo de la impugnación formulada por el coimputado David Eugenio Romero Mora y la licenciada Sonia Romero Mora (numerado como 10 por los recurrentes), en virtud de lo cual se recalifican por el fondo los hechos atribuidos a la encartada EVA MARÍA ARIAS GARRO como constitutivos de un único delito de Falso Testimonio en daño de la Administración de Justicia, Juan Diego Castro Fernández y Víctor Evelio Castro Retana, rebajándose en virtud de ello la pena al tanto de un año de prisión, manteniéndose el beneficio acordado. En lo demás esta decisión permanece inalterable. Los demás motivos de dicho recurso, en cuanto se cuestiona el fallo condenatorio ordenado en contra de ésta, se declaran sin lugar. NOTIFÍQUESE.

Fuente: Sentencia del Recurso de Casación.

JOSÉ FIGUERES FERRER
CENTENARIO DEL NACIMIENTO

El próximo 25 de setiembre se cumplirá el centenario del nacimiento del ex Presidente de la República, Benemérito de la Patria y fundador del Partido Liberación Nacional, José Figueres Ferrer, cariñosamente llamado por el pueblo costarricense como "Don Pepe". Mientras que hoy 8 de junio, el país lo recuerda, al cumplirse 16 años de su fallecimiento. Don José Figueres Ferrer nació en San Ramón de Alajuela, el 25 de setiembre de 1906. Fue el mayor de los hijos de don Mariano Figueres Borges y de doña Francisca Ferrer Minguella, ambos inmigrantes catalanes. Tuvo tres hermanos: Luisa, Carmen y Antonio. En 1913 ingresa José Figueres Ferrer a la Escuela Primaria de Varones en la Villa de San Ramón, Alajuela. Participa con los Boy Scout y el Cuerpo de Exploradores. En 1917 ingresa, en esa misma ciudad, en el nivel superior de la Escuela Primaria en el Colegio Evans, que luego se llamaría Colegio Montero. En 1920 se inscribió en el Liceo de Costa Rica, en San José, la capital, cambiando luego como alumno interno al Colegio Seminario. En 1924 parte para Boston, Estados Unidos, en viaje de trabajo y estudio. En 1928 regresa a Costa Rica. Producto de la estricta enseñanza de sus padres, Figueres siempre trató de vivir de una manera frugal, sin desperdiciar los recursos básicos que tuvo a su alcance, y nunca se interesó por los lujos. Una muestra de esa forma de vida es “La Lucha Sin Fin”, la finca que fundó en el año 1928, en una localidad conocida como San Cristóbal, ubicada en la zona de los Santos. Allí fue donde se ganó el mote de “Don Pepe” y donde construyó, a punta de pala y machete, una comunidad bajo la filosofía de "que todos tuvieran las mismas oportunidades". En ese lugar conoció, aprendió y compartió, amando a los campesinos de pura cepa, ese grupo de costarricenses por el que siempre expresó una profunda admiración y respeto. Fue aquí adonde se perfiló como un exitoso hombre de negocios. La vida le deparó un salto de las fincas agrícolas, a la vida pública de forma muy repentina. El 8 de julio de 1942, este desconocido empresario vino a San José, y pronunció un discurso por la radio criticando el gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia, y pidiéndole al gobierno que sé fuera del poder. Producto de esta intervención radial, lo detuvo la policía y debió salir al exilio tres días después hacia El Salvador, y de ahí posteriormente viajó a Guatemala y México donde finalmente radicó. Así se dio a conocer como líder político. Dos años más tarde, en mayo de 1944, se le permitió la entrada a Costa Rica en el gobierno de Teodoro Picado y entonces regresa del exilio. En 1948 hay elecciones donde el candidato del Partido Unión Nacional, Otilio Ulate le gana la presidencia a Calderón Guardia, pero los calderonistas y comunistas denuncian un fraude electoral y anulan la elección. Esto hace que don Pepe organice a un importante grupo de costarricenses y encabece el movimiento revolucionario de Liberación Nacional, que le cambia el rumbo a Costa Rica, hacia una Costa Rica democrática basada en el desarrollo social, la equidad y la solidaridad. Durante toda su vida don Pepe luchó siempre por el bien social, el pequeño empresario y la igualdad social. Al final de la Revolución, don Pepe realiza uno de los actos mas importantes de su carrera política, decreta la abolición del ejército, teniendo en ese momento todo el poder en sus manos. Estableció la Junta Fundadora de la Segunda República y ejerció como Presidente durante un año y medio. En ese período se marcó el camino y futuro de Costa Rica con medidas como la nacionalización bancaria, la disolución del ejército, la creación del ICE, que terminó con la crisis de energía eléctrica que sufría el país, establecimiento de un impuesto sobre el capital, nacionalización de la producción y distribución de la hidroelectricidad, convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que aprobó la Constitución Política que hoy nos rige, el fortalecimiento del Tribunal Supremo de Elecciones, el voto a la mujer, derogó la disposición legal que discriminaba a los ciudadanos negros. Además, la independencia del Poder Judicial y el Servicio Civil, entre otros. El presidente Figueres entregó el poder a don Otilio Ulate el 8 de noviembre de 1949. En 1951 funda el Partido Liberación Nacional, con el cual es elegido Presidente de la República en los períodos de 1953-1958 y de 1970-1974. Durante toda su vida, en estos gobiernos luchó siempre por el bien y la igualdad social. Durante sus administraciones fundó el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU). Nacionalizó la banca, suprimió el tranvía eléctrico a la ciudad de San José. Creó muchas escuelas y colegios. Don Pepe le permite a Costa Rica pasar de una sola Universidad, a abrir un abanico de opciones, se crea así la Universidad Nacional, que dará opciones a los hijos de obreros y a los pobres de la zona rural. Crea también el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), para darle a la juventud costarricense una oferta tecnológica. Contribuyó para la construcción de la carretera panamericana. Se instalaron cañerías a lo largo del país. Promovió la industria privada y estimuló las empresas nacionales. Creó la Ley Orgánica de la Guardia Rural, el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (MCJD); el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y la Procuraduría General de la República. Reorganizó la Orquesta Sinfónica Nacional. Fundó el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico, La Corporación Costarricense de Desarrollo (Codesa), la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (Conai) y la Universidad Nacional (UNA). Logró que el Ferrocarril al Atlántico fuera traspasado al Estado e impulsó la construcción del rompeolas en Limón. Se reconstruyó la terminal de la estación de Puntarenas del Ferrocarril al Pacífico. Se creó el Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Promovió el fortalecimiento de la clase media en Costa Rica. Era muy activo y enérgico. Fue conferencista en diversas universidades del mundo, recibiendo en algunas el doctorado Honoris Causa. El Gobierno de Cataluña (España), lo declaró en 1985, Hijo Predilecto de Barcelona. Recibió el Premio Nacional de Ensayo Aquileo J. Echeverría en 1973. Murió en San José el 8 de junio de 1990 rodeado del cariño de sus hijos José María, Mariano, Muni y Karen Cristina y de su esposa Karen Olsen de Figueres. Fue declarado Benemérito de la Patria por acuerdo Número 2736 del 12 de noviembre de ese mismo año. Gerardo Sáenz Valverde.

TARZÁN NACIÓ EN COSTA RICA

MAFIA COLOMBIANA OCUPA TIERRA DOMINICANA

LIBRO PROHIBIDO EN COSTA RICA


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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