BRASIL NARCOEMBARCADERO DE COLOMBIA

ESTA CRÓNICA NO ESTÁ FIRMADA POR JIMÉNEZ LOSANTOS
TERRUCO MEDIÁTICO DEL MATARIFE ÁLVARO URIBE

La cocaína procedente de Colombia llegó a Brasil en la década de 1980. Mucha cantidad a bajo precio. Río de Janeiro se convirtió no sólo en una ciudad de tránsito hacia Europa sino en la gran consumidora brasileña. La guerra entre las bandas de las favelas por el control del territorio propició la creación del Comando Rojo; años más tarde nació en Sao Paulo el Primer Comando Capital liderado por Marcos Willians Herbas Camacho, Marcola. Ambas organizaciones se disputan tanto la distribución nacional de la droga (Brasil se ha convertido en el segundo país del mundo en consumo detrás sólo de EEUU) como el control portuario (Brasil es el principal embarcadero sudamericano de Colombia, a mucha distancia de la cocaína peruana y boliviana, tanto por ser Perú y Ecuador productores de menor importancia como por tener peores accesos a los puertos de Santos, Rio de Janeiro, Natal). Ambas organizaciones son una amenaza no sólo en Brasil sino en Uruguay, Bolivia y Paraguay donde han extendido sus tentáculos. El narcotráfico en Brasil no podría entenderse sin la complicidad de una parte de la policía; la magistratura y los funcionarios aeroportuarios. Sérgio Roberto de Carvalho, ex miembro de la Policía-Militar con el grado de mayor, es un símbolo de la corrupción del Estado brasileño. Condenado en 1999 por importar cocaína de Bolivia y Venezuela, quedó en libertad en 2009 tras pagar sobornos y falsear documentos. Emigró a Europa bajo la identidad de Paul Wuoter, un suspuesto empresario surinés, y montó un pisito en Marbella y otro en Lisboa por si las moscas. Sin embargo la incautación de 1.700 kilos de cocaína procedente de Colombia a bordo del remolcador Titán III, interceptado en aguas de Azores, tras recoger la carga en Dakar (África Occidental desde hace años se ha convertido en el almacén provisional de la cocaína sudamericana) lo puso contra las cuerdas. Pero su abogado fingió su muerte y escapó a Lisboa, donde una pareja de agentes de la Policía Federal de Brasil, Leonardo Marino Gomes dos Santos y Mikhaela Paim Azevedo, trataron de cazarlo para llevárselo de vuelta a casita. ¡Pero! El "fallecido" Sérgio Roberto de Carvalho había levantado vuelo rumbo a Ucrania a bordo de uno de sus aviones privados. Los agentes brasileños en compañía de una dotación de la policía portugesa se dirigieron a una de las propiedades del narcotraficante sita en la famosa Avenida da Liberdade. En el garaje del edificio hallaron una furgoneta aparcada en un rincón. Había tanto dinero que tuvieron que llevar las diez bolsas a una sucursal bancaria para contar billete por billete. Doce millones de euros. Trataron de ponerse en contacto con el servicio secreto de Ucrania para lograr la detención pero rechazaron cooperar. Ucrania se ha convertido en un santuario de criminales, aunque la "comunidad internacional" o intercriminal hablen de Ucrania como un "valladar democrático" frente a la malvada Rusia.