CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

ESPAÑA NO PODRÁS ESTAR ORGULLOSA DE PERMITIR LA DENIGRACIÓN
DE UNA ANCIANA MUERTA O ASESINADA EN 1998 Y SIEMPRE
PERO SIEMPRE TE LO RECORDARÉ

Dos contratiempos he tenido con el Servicio Exterior de España; uno en Venezuela y otro en Colombia. En Venezuela, en 2004, cuatro individuos me atacaron de madrugada simulando un atraco callejero, y en Colombia, cinco años después el Consulado General de España en Cartagena de Indias, representado por la canciller encargada Pilar González Abad, me condenó a la muerte por inanición.

Tras perder el pasaporte entre Cartagena de Indias y Barranquilla, regresé a la "Ciudad Heróica" con la intención de solicitar uno nuevo. Craso error porque no estando registrado en Colombia debía regresar a España. Con el pasaporte extravié o me lo quitaron en la estación de autobuses de Cartagena de Indias en un desliz un fajo de billetes; mucho dinero fruto de un trabajo por encargo. No me trataron con delicadeza en el consulado y recordé mis tiempos de marino mercante. En aquella época los consulados en vez de estar a nuestro servicio sus funcionarios pretendían lo contrario. "¿Cómo voy a regresar a España si he perdido el dinero?". "Ese es su problema". El tira y afloja terminó con mi decisión de sentarme delante del consulado hasta obtener una respuesta. Aquella noche dormí a cielo raso. La gente me ofrecía una empanada, un refresco. Me negué en redondo. Al día siguiente bajo un sol de injusticia caribeño alguien llamó a una ambulancia. Me internaron en el Hospital del Ponzón, donde me advirtieron de las posibles consecuencias de no beber agua. "Puedes hacer una huelga de hambre, pero nunca de sed". Dicho y hecho, regresé a la puerta del consulado tras conceder una entrevista en el periódico "La Verdad" denunciando la indiferencia del consulado. Ardió Troya y varios días más tarde Pilar González Abad me citó "amistosamente". Intentó engañarme y no le presté atención porque ya estaba en marcha una petición de asilo político cursada por el Defensor del Pueblo Regional de Bolívar. La peripecia en Cartagena de Indias terminó cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores desestimó mi petición (sin duda por presiones de la Embajada de España en Colombia). Me trasladé a Bogotá donde me puse contacto con el presidente Álvaro Uribe Vélez. Con buenas palabras se lavó las manos como Poncio Pilato. Nadie recordaba ya mi aportación a la democracia colombiana en la guerra contra la narcoguerrilla. Bajé cabeza y decidí regresar a España porque en Colombia estaba indocumentado. Me presenté en el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, dependiente de la Presidencia de la República como policía secreta y organismo migratorio, con la respuesta por escrito de Álvaro Uribe Vélez. La primera funcionaria me remitió a otra funcionaria. "Nosotros no podemos hacer nada; ha de hablar con su Embajada". "Con los españoles no quiero saber nada; ustedes me ha de deportar porque estoy indocumentado". Cuando volvió a despacharme con la Embaja española, corté por lo sano: "¿Qué tengo que hacer para que me deporten? ¿Acaso hablar de paramilitarismo?". Ignoraba lo que yo pudiera saber y salió del despacho. Cuando regresó me dijo: "Mañana hay una plaza libre en un vuelo de Avianca". Tras varios meses de idas y venidas con más de veinte kilos menos de peso fruto de tres huelgas de hambre, a mediados de agosto del 2009, me despedí de Colombia para siempre. Antes de subir en el avión me hice una foto para la posteridad. Más tarde la publiqué para poner de manifiesto el contraste. Nada más bajar del avión en Barajas le dediqué un breve comentario a Álvaro Uribe Vélez: "Uribe, arrieros somos"...

TRES AÑOS ENTRE AMBAS FOTOGRAFÍAS

Después de unos cuarenta años regresé a Gran Canaria, mi patria, donde nació mi madre Juana Sánchez Armas y la madre de mi madre. Desembarqué en el aeropuerto de Gando con el hacha en la mano. El cacique Jerónimo Saavedra Acevedo dio orden de hacerme la vida imposible. ¿Huir de mi patria porque lo hubiera decidido Momo Momito Momete? Había regresado enfermo de Colombia y necesitaba pasar un reconocimiento médico para descartar cualquier secuela irreversible como me habían advertido en Colombia. Medio año estuve sin derecho a médico, y empecé a escribir sobre DON Jerónimo Saavedra Acevedo a quien llamaba cariñosamente "capo del Partido del GAL". Un culigado, de nombre Anacleto, dio aviso al "estado mayor" del PSOE y Momo echó mano de la jueza murciana importada en la patria de Doramas, Victoria Rosell Aguilar, socia en comandita de Anacleto, también conocido como Carlos Sosa Báez, para "ajustarme las cuentas". ¡Dios la que terminó cayéndole a "Vicky la Sandinista" como la conocían entonces. No me extiendo ahora porque ya he escrito bastante en esta página digital sobre esta damisela. Es una de las encubridoras por omisión judicial del sicariato parauribista.

Cuando aquel "Uribe, arrieros somos" se hizo realidad, y pasé al ataque por la traición de Uribe, sus "buenos muchachos" tramaron una campaña de difamación para desacreditar mi testimo sobre su patrón Álvaro Uribe Vélez. Injurias, calumnias, amenazas, creación de perfiles falsos tanto a mí como a mi madre Juana Sánchez Armas y a mi padre Rafael Tarajano Barrera con la vana intención de doblegarme. Más de diez años en esta guerra con el conocimiento de la "justicia" española y la policía y la Guardia Civil. Nadie ha movido un dedo. ¿Por qué? ¡Guau, guau!

El "director" de la campaña de guerra sucia es Carlos Escobar Marín. ¡Miserables perritos españoles! Vean algunos perfiles creados con mi nombre por los terroristas colombianos usando mis fotografías:

BRUTAL CAMPAÑA DIFAMATORIA

DOMINIO REGISTRADO EN ESPAÑA

ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE SODOMITAS

DESCONSOLADA ESPOSA DE IRONSIDE

TRIBUNAL SUPERIOR DE MADRID

TODO EL MUNDO LO SABÍA

ZAPATERO QUÉ SORPRESA

JUSTICIA ESPAÑOLA HUMILLADA

CARLOS ESCOBAR SICARIO DE URIBE

¿QUÉ ME HARÍAS MUÑECA?


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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