CIEN MUJERES ASESINADAS EN SÓLO MEDIO AÑO EN ANTIOQUIA

OLEADA DE ASESINATOS DE MUJERES EN MEDELLIN

RECONOCEN MASIVO MALTRATO A LAS MUJERES

VERGÜENZA NACIONAL COLOMBIANA

VIOLENCIA CONTRA MUJERES

MASIVO ASESINATO DE COLOMBIANAS

ASESINOS DE MUJERES EN MEDELLÍN
CARTA A UN POETA COLOMBIANO

¿Cómo me le va, don Darío? Conque poeta como Rubén Darío ¿eh? Yo también soy aficionado a juntar letras. Mi nombre es Benito Lopera, tanto gusto. La paciencia es la madre de todas las ciencias. Quién te lo iba a decir. Ni tres años han transcurrido desde la publicación de tu artículo españófobo en "El Mundo" (Medellín). ¿Recuerdas? "¿Y las doscientas o trescientas mujeres que son asesinadas en España por sus cónyuges o compañeros cada año a qué raza inferior pertenecen?". Efectivamente rara es la semana en España sin una mujer asesinada; quiza cinco o siete mensuales (asesinatos cometidos mayoritariamente por inmigrantes). Pero por la boca muere el pez. ¿Qué me dices de la oleada feminicida en Medellín? Sólo en quince días, en este mes de noviembre del 2007, han muerto dieciséis mujeres, una por día. ¡¡Treinta asesinatos mensuales!! Ni Ciudad Juárez ha batido semejante marca. Nada más, Darío Ruiz Gómez, poeta. Repasa tu artículo y luego tómate una copita de Valium:

Le pregunto a un alto militar jubilado del ejército español, y de visita en Medellín, por el pueblo donde tiene una casa para pasar los veranos y que yo recuerdo con sus castillos, con sus callejuelas empedradas, su aire rústico: «Ahora como sabes, ya los trabajos inferiores no los hacemos los españoles. Limpiar pisos, la albañilería, la cocina, el oficio de meseros, de sirvientas lo desempeñan los cróatas, los polacos, los ecuatorianos, peruanos, colombianos, etcétera». Esto lo dice con cierto aire triunfal para indicarme que de aquella España castiza, rústica, de la cual le hablo, ya no existe y han quedado para siempre en el olvido la miseria, el cine de la pobreza, la España de chulos y torerillos y hoy lo que impera es la discoteca, el cine liberado sexualmente y los españoles nuevos ricos como protagonistas de otra realidad. En aquella época, concretamente en la década del 60, la sociedad boyante económicamente y bienpensante católicamente tal como correspondía al franquismo, tenia como sujeto de su clasismo a los gallegos, a los andaluces y a los múrcianos, identificados ellos por su miseria, su analfabetismo, la mala traza en el vestir y el mal yantar, si es que yantar podía llamarse lo que apenas comían para ir tirando por ahí. En Bilbao hacia el andaluz el racismo era manifiesto, arribaban en los trenes bandadas de pobres buscando trabajo en las grandes factorías y llegaron a conformar suburbios de excluidos. Como si se viviese en el profundo sur norteamericano, así como a negros, trataban a los andaluces. Los pobres múrcianos lo eran en Barcelona donde la gente de bien les huía como a la peste. Y los gallegos, víctimas de chistes malos, mostrados como los rostros del atraso y la incapacidad para haberse colocado a la altura de los tiempos. ¿Chivo expiatorio en el sentido que a este término le confiere Rene Girard o simplemente la necesidad permanente de una sociedad bienpensante, oronda y satisfecha de tener a un inferior para descargar sobre éste todas sus frustraciones? Un largo informe que veo en el canal vasco de TV coloca el problema bajo un nuevo matiz: el racismo. «Cuando entro al autobús -cuenta un salvadoreño, blanco caucásico- se levanta la gente del asiento al oír mi acento». Y siguen muchos testimonios de africanos, de caribeños que conmueven ya que nadie podría imaginar que la raza «superior» de Arzalluz e Ibarretxe, fuera tan irracional. Y nos acabamos de estremecer cuando se nos muestra a cientos de marroquíes, africanos, peruanos, ecuatorianos, mantenidos por los propietarios de granjas agrícolas en el sur, en Cataluña, en verdaderos campos de concentración bajo condiciones miserables. ¿Y las imágenes de niños, madres marroquíes ahogados al tratar de llegar a las costas españolas en las llamadas pateras? No creo que tenga esta situación que ver con el atentado de Madrid, ya que el fundamentalismo musulmán carece de la visión de los pobres y explotados y va a objetivos globales muy preciso. Pero España que es el país con menos emigrantes en Europa se ha ido creando un problema que puede ser irresoluble. Y que lo digan los miles de colombianos que son excluidos, despedidos de sus puestos de trabajo por el hecho de ser colombianos. Aquel denigrante calificativo de «sudaca» aparecido durante el boom económico de Felipe González y que yo mismo padecí en más de una ocasión, hasta el odio actual hacia el extranjero, pertenece como lo ha demostrado Américo Castro a una perversa tradición histórica que, insólitamente parece renovarse. Pero de hecho el emigrante que es la otra voz, constituye un problema a resolver con la debida lucidez política y cultural. Creer, impunemente, que saltar de la pobreza al consumo enfermizo teniendo para los oficios más humildes y humillantes a «razas inferiores» es una locura propia de grupos sociales que carecen de un contenido crítico necesario. ¿Y las doscientas o trescientas mujeres que son asesinadas por sus cónyuges o compañeros cada año a qué raza inferior pertenecen?


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS

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