Historia de los
Servicios Secretos
(Segunda parte)
Por Rafael J. Sánchez Armas
Centro Internacional de Criminología
www.centrodecriminologia.com
NACIMIENTO Y
DESPEDIDA DEL KBG
Feliks Dzerhinsky
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El origen del Comité de
Seguridad del Estado (KGB) se remonta a principios de siglo.
Tras la victoria de la Revolución Bolchevique, Feliks
Dzerhinsky fundó la Chezvytchaiais Kommisia, más conocida
como Cheka, para combatir la contrarrevolución, los
sabotajes y la especulación. Amparado en el escudo del
Partido Comunista, llegó a decir: "Estamos obligados a
conquistar al enemigo, aunque nuestra espada caiga
accidentalmente sobre la cabeza de los inocentes". La
espada y el escudo, símbolos del KGB, reinaron setenta y
cinco años en la URSS.
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Hasta la muerte de Stalin,
los servicios secretos de la URSS funcionaron con distintos
nombres: Cheka, GPU, OGPU, NKVD, NKGB, MGB. En 1953,
Lavrenti Beria, un avezado en purgas y deportaciones, fusionó
el MGB (Ministerio de Seguridad del Estado) y el MVD
(Ministerio de Asuntos Interiores) y tomó el mando del
emergente Komitei Gosudarstvennoi Bezopasnosti (KGB).
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Lavrenti Beria
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Lubyanka
Pero casi no tuvo tiempo de
calentar el sillón de director en el cuartel general de Lubyanka.
La conspiración de Molotov, Krushev y Malenkov dio con sus huesos
ante un paredón de fusilamiento siguiendo la estela de los antiguos
directores de los servicios secretos Genrikh Yagoda y Mikhail
Yezhov, acusados de traición y prácticas sanguinarias.
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Genrikh Yagoda
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Mikhail Yezhov
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El nuevo director del Comité de
Seguridad del Estado, Ivan Serov, tampoco duró mucho tiempo en el
cargo. Las intrigas y rivalidades entre el KGB y el GRU (Servicio de
Información del Estado Mayor General del Ministerio de Defensa)
provocaron su marginación y posterior suicidio. Aleksandr Shelepin,
Petr Ivashntin y Vladimir Semichastny ocuparon sucesivamente la
dirección del KGB hasta el nombramiento de Yuri Andropov.
Yuri Andropov
Su impronta marcó durante quince
años el devenir del KGB. El Quinto Directorio Principal nació en
el ecuador de su mandato con el objetivo de sofocar la disidencia;
el nacionalismo en Ucrania, en las repúblicas caucasianas y en
Lituania; la emigración de judíos hacia Occidente y el brote
religioso. Los enemigos del régimen corrían el peligro de sufrir
la cárcel, el destierro a Siberia o el fusilamiento. Los más
afortunados terminaron recluidos en alguno de los trescientos y
tantos hospitales psiquiátricos dependientes del KGB. En Moscú, el
Instituto Serbsky lo dirigía el coronel Daniif Lunntr. Su nombre
aparecía en el cuadro médico destinado a suministra drogas a los
"enfermos". A mediados de 1972, el científico Andrei
Sakharov escribió al comité central del PCUS: "El empleo de
la psiquiatría con fines políticos es extraordinariamente
peligroso por sus consecuencias en la sociedad, y completamente
intolerable". Acabó siendo uno de los apestados del régimen.
Andrei Sakharov
Históricamente, el personal de
inteligencia del KGB ha sido reclutado entre las filas del Partido
Comunista; del Instituto Estatal de Relaciones Exteriores; del
Instituto de Idiomas Extranjeros y de la Universidad "Patricio
Lumumba", donde cursaban estudios miles de alumnos procedentes
de los países del COMECOM. El móvil del reclutamiento no se
diferenciaba del resto de los servicios secretos: patriotismo,
compromiso ideológico y sueldos elevados, amen de buenos destinos
en el extranjero, viviendas confortables y veranear a cuerpo de rey.
Los agentes operativos en el exterior de la URSS se dividían en
legales (diplomáticos, corresponsales de prensa y delegados del
Gobierno y organismos públicos) e ilegales bajo identidad falsa. A
veces, los agentes ilegales tardaron varios años en borrar su
rastro trasladándose sucesivamente de un país a otro hasta
desembocar en los Estados Unidos, donde algunos desempeñaron un
papel importantísimo en el campo del espionaje o tejiendo nuevas
redes de colaboradores. La penetración del KGB ha sido detectada en
los niveles más estratégicos de la defensa, la industria y la
sociedad norteamericanas. El FBI no ha dado abasto descubriendo
agentes clandestinos soviéticos.
La ONU y sus múltiples agencias han sido el segundo objetivo del
KGB. En 1948, el subsecretario de la Organización Mundial de la
Salud pertenecía al KGB, y a mediados de los años sesenta, Viktor
Lessiovsky, agente de inteligencia, consiguió ser nombrado
secretario particular del mismísimo secretario general de la ONU.
Tiempo después, Yeugeuni Pitovranov, vicepresidente de la Cámara
Soviética de Comercio, muy conocido en las convenciones, ferias y
certámenes internacionales, fue descubierto como antiguo director
de la Escuela de Inteligencia del KGB.
Todos los corresponsales de TASS, Novosti, Pravda, Izvestia, Tiempos
Nuevos, New Times o Asia and Africa trabajaban para el KGB, así
como algunos directivos o delegados de Intourist o Aeroflot.
Según las estimaciones de Luis M. González-Mata Lledó, ex agente
español del Servicio Central de Documentación de la Presidencia
del Gobierno (SECED), el presupuesto manejado por el KGB en la década
de los años setenta se aproximaba a dos mil millones de rublos,
casi medio billón de pesetas, con los cuales pagaban los gastos
tanto del cuartel general de Lubyanka como de la nueva sede del
Primer Directorio Principal (Servicio de Inteligencia Exterior),
situada a quince kilómetros de Moscú. Más de medio millón de
directivos, oficiales, analistas, colaboradores, administrativos,
secretarias y técnicos.
Edificio de la KGB
El acopio de información tecnológica
lo realizaban el KGB y el GRU bajo las directrices del VPK o Comisión
Militar Industrial, organismo dependiente del Consejo de Ministros
para el desarrollo y coordinación de la industria soviética. Para
hacer frente a la poderosa maquinaria del espionaje de la URSS, en
1949, la OTAN y Japón crearon el COCOM (Comité Multilateral de
Control de la Exportaciones). Hoy, desmantelado el Pacto de
Varsovia, Estados Unidos ha levantado el embargo a Polonia, Hungría,
Chequia y Eslovaquia, nuevos socios de la OTAN.
La omnipresencia del KGB ha sido absoluta. Durante décadas mantuvo
a raya a los considerados desviacionistas del PCUS; en 1964 provocó
la caída de Nikita Krushev y en 1982 aupó a la presidencia del
Consejo de Ministros a Yuri Andropov. Sin embargo, en 1991, Vladimir
Kriuchkov, penúltimo director del KGB, fracasó estrepitosamente en
el golpe de Estado contra Mijail Gorbachov. Ese día, el KGB cavó
su tumba, pues en las postrimerías de 1991, Vadim Bakatin,
sustituto de Vladimir Kriuchkov, disolvió el tenebroso KGB dando
paso a dos nuevos organismos: el Servicio Central de Inteligencia,
dirigido a obtener, procesar y distribuir la información exterior,
y el Servicio Interrepublicano de Seguridad, organismo de
contraespionaje. Yeugueni Primakov y el propio Vadim Bakatin
cogieron las riendas del nuevo servicio secreto. Pero la
desintegración de la URSS había iniciado la cuenta atrás. Hoy, la
Agencia Federal de Seguridad ha tomado el relevo de la vieja
organización y los vigilantes del edificio de Lubyanka, antiguo
centro penitenciario de Moscú (convertido durante décadas en el
cuartel general del KGB), ya no visten el tradicional uniforme del
Cuerpo de Tropas de Fronteras del Comité de Seguridad del Estado,
sino los remozados atuendos zaristas. Después de sustituir a Viktor
Ivanenko en la Agencia Federal de Seguridad, Nikolai Kovaliov es el
nuevo dueño de los servicios secretos rusos.
Nikolai Kovaliov
La desaparición del KGB ha
originado una desbandada de agentes y colaboradores. Los más
avispados encontraron refugio en las organizaciones mafiosas y en
los servicios secretos occidentales. No hace mucho tiempo, Elena
Semionova, ex traductora de castellano en el KGB, brindó su cuerpo
desnudo a los lectores de Interviu por cincuenta mil pesetas, algo más
de trescientos dólares USA.
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