TURQUÍA SIN CARETA

Merkel exige lealtad a los alemanes de origen turco. Erdogan condena en Colonia la "asimilación" de los inmigrantes. El debate sobre la integración de los inmigrantes en Alemania se ha intensificado tras la visita al país del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. En un discurso a "los turcos europeos", ante 16.000 personas reunidas el domingo en un estadio de Colonia, Erdogan se pronunció a favor de su integración, pero condenó como "crimen contra la humanidad" la "asimilación" pura y simple de los turcos dentro de las sociedades donde residen a costa de perder su identidad y su cultura. La canciller alemana, Angela Merkel, expresó ayer sus dudas sobre el modelo de integración que defiende el gobernante turco y envió ayer un claro mensaje a los alemanes de ascendencia turca: "Los jóvenes que han crecido aquí, que en su mayoría tienen nacionalidad alemana, me tienen a mí como canciller federal. Su lealtad pertenece al Estado alemán". Erdogan alentó a los turcos de Alemania a que aprendan alemán sin descuidar la lengua turca, y propuso la creación de centros de educación turcos en Alemania. Sus palabras en Colonia han levantado sarpullidos en Alemania, donde residen cerca de dos millones de turcos, y donde más de 500.000 ciudadanos tienen ascendencia turca. El primer ministro del Estado de Baviera, Günther Beckstein, acusó a Erdogan de impulsar la creación de "guetos" para los turcos en Alemania. En las grandes ciudades, como Berlín o Colonia, la presencia turca se extiende por barrios enteros donde las mujeres se cubren la cabeza con el velo. Los turcos son además el blanco preferido de los chistes xenófobos en Alemania y de las campañas de la ultraderecha. El incendio en el que murieron nueve inmigrantes turcos el pasado día 3 de febrero en una casa de Ludwigshafen, en el oeste de Alemania, ha abierto la caja de los truenos. Aunque la policía no ha logrado aún aclarar si el fuego fue intencionado, la prensa turca da por hecho que se trató de un ataque racista. En Holanda, donde los 350.000 turcos forman la comunidad inmigrante más numerosa, el discurso de Erdogan ha causado mala impresión, informa Isabel Ferrer. "Es una mala noticia para los turcos de Holanda que se rechace su integración social", aseguró al viceprimer ministro holandés, Wouter Bos. Información.

TURQUÍA Y EUROPA

Por más de cuatro décadas Turquía ha exigido pertenecer a la Unión Europea, pero ha sido muy clara en que sólo lo hará como miembro igualitario a los otros países que ya forman la Unión. Esto fue lo que más dificultó el comienzo de las negociaciones para su aceptación. Finalmente, el 4 de octubre pasado, el esperado proceso comenzó, no sin antes darse una serie de batallas diplomáticas, de parte de diferentes países, sobre todo Austria, para impedirlas. Austria ha propuesto que Turquía entre a la Unión como miembro con limitaciones. La posición de Austria es muy entendible. Por siglos el Imperio Otomano Imperio Otomano quiso adueñarse de Europa y fue precisamente el imperio Astro-Húngaro el que detuvo finalmente los ejércitos otomanos a las puertas de Viena e impidió la derrota cristiana, cerrando así las puertas a la expansión del Islam en Europa. Europa Central sufrió sangrientas batallas, derrotas y ocupación de los turcos y, aunque han pasado siglos, los habitantes de los países que hoy la conforman, tienen muy presente su historia. Turquía, con la mayor parte de su territorio en Asia y sólo una pequeña parte en el continente europeo, no es considerada por muchos como un país europeo. En encuestas recientes más de la mitad de los europeos se oponen a su inclusión en la Unión Europea. Son muchos los motivos que los europeos dan para sentirse incómodos o rechazarla de plano. Algunos temen, entre ellos Francia y Alemania, que un país de más de 70 millones de habitantes pueda convertirse en una fuerza musulmana en el mismo seno de la comunidad cristiana europea, siendo segundo en número de habitantes después de Alemania, lo que le daría superioridad numérica sobre Francia. La inclusión de un país tan numeroso, en el cual la mayoría de la población es pobre y vive muy por debajo del nivel de vida europeo, es considerada como una amenaza laboral. No cabe la menor duda que muchos turcos inmigrarían a los países más desarrollados de la Comunidad en busca de trabajo, educación, servicios de salud y oportunidades. Algo que ya hacen algunos ilegalmente pero que podrían hacer sin problemas una vez sean aceptados en la Unión Europea. Sin embargo, el tema de fondo es el conflicto entre estas dos civilizaciones. Los atentados en Nueva York, Madrid y Londres perpetrados por organizaciones terroristas musulmanas, empeñadas en luchar una guerra religiosa contra los países occidentales, ha creado una gran tensión y ha puesto al descubierto una corriente de odios y perjuicios entre las dos culturas, de data muy antigua y no que tiene fácil solución. En el corazón del asunto existen temas tan delicados como los derechos humanos, aquellos que los europeos no ven como negociables y hoy en día forman parte de la identidad de las democracias del Continente, entre ellos la igualdad de la mujer y la libertad de expresión. Para cuando se terminen las negociaciones, las cuales algunos consideran pueden llegar a demorar mas de una década, el mundo que evoluciona en esta época de comunicaciones cibernéticas a una velocidad vertiginosa, habrá cambiado. La decisión será sin duda política y comercial, 70 millones de compradores nuevos y una fuerza laboral más barata es una tentación muy grande para el mundo capitalista, capaz de sobrepasar cualquier oposición. María Clara Ospina Hernández.

ISLAM Y AL – ANDALUS

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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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