CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS
TREMENDA CAGALERA DE FIN DE AÑO
Comparada Las Palmas de Gran Canaria con CDMX, Madrid o Bogotá es como si fuera un barrio lineal en el que todo lo que se ve en la ida se ve a la vuelta, no como sucede en las ciudades cuadrangulares. Tiene un hermoso paseo marítimo para correr y caminar de diez kilómetros de longitud, pero hacerlo cada día aburre un poco. Prefiero zigzaguear por los barrios periféricos o caminar entre pueblos para combatir la monotonía (de Agaete a Guía pasando por la ciudad prehispánica de Gáldar; de Valleseco, paradójicamente el pueblo más lluvioso de la isla, a Las Palmas de Gran Canaria pasando por Teror sede de la Basílica donde se venera a Nuestra Señora del Pino y la ascendencia grancanaria de la esposa de Simón Bolívar
María Teresa Rodríguez del Toro; de Moya a Fontanales viendo las reliquias de la
Selva de Doramas; de la Vega de San Mateo (granero de la isla hasta que desapareció de Gran Canaria la soberanía alimentaria)
a Las Palmas de Gran Canaria pasando por Santa Brígida; de Telde al Aeropuerto entre playas y pequeños caseríos pesqueros; de Carrizal a Aguimes pasando por Ingenio; de Carrizal a Vecindario pasando por el polígono industrial de Arinaga; de Artenara inmortalizada por Miguel de Unamuno hasta Tunte donde Gran Canaria se rindió en 1479 a los conquistadores españoles; de Santa Brígida a Las Palmas pasando por Tafira sede del Seminario Diocesando de Canarias, la Universidad de LPGC y el Jardín Botánico
Viera y Clavijo).
Como no tengo ningún compromiso de horario a todas partes voy caminando. Desde mi regreso a la isla tras cuarenta años de ausencia he cogido la guagua en LPGC en contadas ocasiones, salvo en estos últimos cuatro meses por mis visitas casi diarias al Hospital Negrín por la cuestión del cáncer misógino que me ha visitado inesperadamente. Caminando tanto y comiendo muchos frutos secos (nueces, almendras, avellanas) y leche con galletas enriquecidas con un 30 por ciento de fibra, el estreñemiento y yo somos incompatibles. ¡Pero! Con este cáncer de lengua
generosa todo ha cambiado.
Un dia o dos después de la primera sesión de quimioterapia tuve un amago de estreñimiento y redobé la ingestión de fibra. Surtió efecto esa misma noche hasta el punto de que me tuve que levantar en varias ocasiones de madrugada con una leve diarrea. A la mañana siguiente como no experimenté mejoría me hice un arroz hervido y me tomé una pastilla equivocadamente del tratamiento del cáncer que estaba prevista sólo si había vómitos. Más tarde ingerí un poco de puré de zanahora y verdura y cuando regresé de la radioterapia a media tarde hice pollo hervido. Todo parecía ir sobre ruedas pero antes de acostarme me tomé la segunda pastilla equivocada por si las moscas. De madrugada me levanté de prisa y corriendo. No me dio tiempo de llegar al cuarto de baño dejando un reguero de heces reblandecidas en el suelo. Durante una hora estuve debatiéndome en el inodoro. Me acostaba y me levantaba sin comprender por qué una pastilla "contra la diarrea" la había acentuado gravemente. Es como si no tuviera esfínter anal. Hasta después del desastre no descubrí mi grave equivocaión. No me pude levantar a la mañana siguiente para asistir a la radioterapia y hasta hoy dudaba si podría acudir el jueves a quimioterapia porque ni a la esquina soportoba llegar sin regresar a toda velocidad a mi casa. Ignoro si mi despiste tendrá incidencia o no en el tratamiento del cáncer. Hoy el médico que me visitó de urgencias en mi casa no le dio importancia. Confío en su palabra. Me recetó suero oral y prebióticos. He vuelto a comer sin problemas. LLevó cuatro horas sin visitar el retrete.
Feliz Año y que
Viva el Amor.
____________________________________________________________
AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS