El primer contacto con la Universidad de Antioquia lo tuve a través de María Nélida Zapata Hernández. Rápidamente nos pusimos de acuerdo en la firma de un proyecto de cooperación internacional. Me asignaron una mesa en cierto despacho de la "discreta" Facultad de Ingeniería para no llamar la atención de los grupos criminales infiltrados en la universidad (narcoguerrilla, narcobandoleros y narcoparamiliares). Hoy se confirma la presencia de estos delincuentes en la universidad señera de Antioquia y posiblemente de Colombia. Información
Una y otra vez una pandilla de oligarcas y señoritos colombianos (o simples mandaderos) trata de empañar mi cariñoso recuerdo de Colombia. Ahora le ha tocado el turno a un plumilla de nombre Alfonso Monsalve Solórzano, vicerrector de Investigación de la Universidad de Antioquia.
En agosto del 2001, en nombre del Centro Internacional de Criminología, firmé un convenio de cooperación con la Universidad de Antioquia (Medellín). Teóricamente se trataba del primer escalón de un gran proyecto junto a la Escuela Nacional de Policía "General Santander". Luz Mariela Ochoa Sánchez (coordinadora del Programa de Ciencias Forenses de la Universidad de Antioquia); Guillermo Julio Chaves Ocaña (actualmente general jefe de la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional de Colombia) y yo nos reunimos en la Escuela de Policía "Carlos Eugenio Restrepo" para discutir las cláusulas del segundo convenio. Tres meses después el general Héctor Darío Castro Cabrera, director de la Escuela Nacional de Policía rubricó el convenio tripartito. Pero una vez remitido a la Universidad de Antioquia, el rector se echó pará atrás por miedo a las represalias de la narcoguerrilla (infiltrada en la universidad). El valioso trabajo de la profesora Luz Mariela Ochoa Sánchez
se quedó en agua de borrajas. Poco tiempo después redacté la primera querella contra el presidente de la República (hubo dos más, interpuestas por un general retirado y por un diputado, respectivamente) para obligarlo a levantar la "mesa de diálogo" con las
FARC (hecho que sucedió tres semanas después).
Pues bien, Alfonso Monsalve Solórzano ni participó jamás en las reuniones con la profesora Ochoa Sánchez (una mujer valiente como pocos hombres) ni se ofreció a firmar la querella contra Andrés Pastrana Arango (yo por ser extranjero no estaba facultado para interponerla). Sin embargo ahora este mequetrefe se ha "destapado" como un revolucionario por correspondencia. Mira, cloaca humana, si quieres ser "solidario" predica con el ejemplo en Colombia porque mientras duermes cada noche en tu confortable vivienda millones de compatriotas tuyos no han cenado y otros cientos de miles ni siquiera tienen un miserable jergón para estirar las piernas. Cobardes como tú tienen mucha suerte con los políticos traidores españoles, incapaces de responder como es debido a las repetidas ofensas al país donde comen 800.000 colombianos (en Canarias es la colonia de inmigrante más numerosa).
"XENOFOBIA EN ESPAÑA"
ARTÍCULITO DE ALFONSO MONSALVE
Los hechos acontecidos en ALCORCÓN consistentes en "cazar"
inmigrantes de origen latinoamericano, merecen examen.
La palabra xenofobia significa, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua
"odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros". Ahora bien, esta definición no
explicita completamente la actitud y el contexto que intenta describir.
En efecto, pareciera que la xenofobia es un sentimiento contra todos los extranjeros,
pero no es así. En realidad es dirigido contra los inmigrantes pobres que están llegando a
los países del norte. A nadie se le ocurría en España "cazar" a alemanes, ingleses, suizos o suecos, que de hecho son dueños de un inmenso número de propiedades en las costas y poblados españoles del Mediterráneo. Hasta hace unos veinte años, los españoles, que eran pobres en Europa, emigraban a Alemania a conseguir trabajo y allí sufrían el rechazo de la gente, precisamente por ser pobres. Ahora un pueblo de inmigrantes se convierte en receptor y practica con otros lo que hicieron con ellos.
Xenofobia tampoco significa necesariamente racismo, aunque puede tener esa connotación
porque la pobreza muchas veces está ligada a ciertos orígenes étnicos. Los negros en España
vienen de los países del África subsahariana, extremadamente pobres casi todos ellos, y los
de Ecuador tienen rasgos indígenas en su gran mayoría. Pero es la pobreza lo que determina
el rechazo. Así, en algunas discotecas de Barcelona no se permite la entrada de negros,
salvo que sean norteamericanos, porque estos tienen dinero para gastar en esos lugares.
Miles, millones de pobres llegan a esos países a buscar un mejor futuro. Los xenófobos
los acusan de estarle quitando el trabajo a los nacionales, pero no es verdad, porque,
generalmente, el trabajo que les ofrecen es el que éstos no quieren realizar por
considerarlo indigno o pesado.
Ahora bien, la presencia masiva de pobres tiene problemas. Millones de personas de
diferentes lugares llegan, con sus tradiciones, religiones y costumbres a un lugar
que tiene las suyas propias, y esto produce choques culturales que conducen a explosiones
de xenofobia. Los inmigrantes de primera generación, sobre todo los jóvenes, están
completamente desadaptados en su nuevo entorno. Sienten el rechazo y tienden a formar
guetos. Para ellos el medio es hostil y buscan sobrevivir organizándose en pandillas.
Hay ira y deseo de venganza contra aquellos que consideran los oprimen. Tratan de ganarse
sus espacios por todos los medios y agreden a los nacionales, que seguramente ya lo han
hecho con cada uno de ellos.
Una cadena de retaliaciones se desata y comienza la "caza". Desde la perspectiva de cada
grupo el otro es el agresor. Unos sienten que han llegado a su país, a su ciudad, a
su barrio y a su casa, unos extraños no invitados que amenazan su modo de vida, su
tranquilidad y sus costumbres. Los otros, sienten la exclusión, el rechazo y la agresión
física y moral.
Este tipo de situaciones parece inevitable en las sociedades del norte, más aun, en
aquellas que no estaban preparadas o no tenían experiencia en el recibimiento de millones
de inmigrante, muchos de ellos ilegales o que comenzaron como tales, pero que se están
estableciendo irreversiblemente en esos países, con sus familias. El proceso de asimilación
puede durar generaciones, como lo prueba la experiencia de naciones como Estados Unidos,
Alemania o Francia, con mucho más recorrido en el tema que España. Pero inevitable como es,
debe llevar a políticas de mayor tolerancia por parte de las sociedades receptoras, pero
también de reflexión de los inmigrantes, que deben entender que están llegando a un país
que no es el suyo y que no se puede actuar en él como Pedro por su casa.
Alfonso Monsalve Solórzano.
CONTROL INTERNACIONAL DE FRONTERAS
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